A Tito:

¿Qué es un engendro, si no algo que deshabita la convención? Aquello que no ha tomado forma o que no termina de concebirse, un corpúsculo-antonomasia del accidente, embrión abominable y parábola del error, fracaso –ironía de la eugenesia–.

Fascinante aberración, porque obtiene de lo natural un capricho.

Siniestros y pervertidos aquellos que procuren los dogmas sólo para desnudarlos, esas mentes oscuras que no satisfechas con la realidad, reprenden divinidades y las ensucian con incredulidad y sospecha; después el vacío, la nada, horror de los barrocos y penitencia de la codicia, que aplasta profecías, que fulmina la esperanza absurda. Desviados aquellos que se atrevan a escribir una historia donde la luz nunca se hizo.

A los hambrientos de razón: malaventurados sean, porque de ellos será el reino de la locura, orgía de lo indefinido, de las cosas que preceden a los modos, de las cosas que están a condición de no ser, o que son a condición de no estar, las palabras del mudo convertidas en garantía de testimonio, la evidencia del ciego y la promiscuidad del cadáver. Placer, genealogía de lo grotesco, humano con animal, ángel con quimera, bestia en altar, lengua con cuchillo, tinta con genital.

El Evangelio según el Aborto.

Contra todos los falsos profetas levántese el fuego, ardan por mil años en su mentira.

Seamos los no deseados, es nuestra naturaleza ser monstruos.

MERMA